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Les Luthiers

REPORTAJE

CARLOS LÓPEZ PUCCIO: -¿Pero qué? ¿Las mujeres se las sacan ahí mismo?

CARLOS NÚÑEZ CORTÉS: -No, yo creo que las llevan en la cartera.

DANIEL RABINOVICH: -La verdad, ¡qué poco hemos vivido!

-En los países de habla española, pero en los que se utilizan términos distintos, ¿tuvieron equívocos?

MARCOS MUNDSTOCK: -Hablábamos de que Mastropiero estaba al frente del Centro de Altos Estudios Musicales Manuela.  A nosotros se nos había ocurrido pensando en una gallega...

MARCOS MUNDSTOCK: -Pero lo que ignorábamos es que allá es el nombre más común de la masturbación.  El público se reía de algo de lo que nosotros no queríamos que se riera.

CARLOS NÚÑEZ CORTÉS:-En Madrid hacíamos El cantar de los cantares y en un texto en off, que aludía a un amor imposible, los nombres de los protagonistas de ese amor eran Romeo y Juan Carlos.  A veces lo recibían en silencio, a veces con preocupación, a lo sumo con unas risitas nerviosas, hasta que nos dijeron: "Mejor, sáquenlo, porque en España el de Juan Carlos es el sagrado nombre del rey".

CARLOS LÓPEZ PUCCIO: -Hubo una al revés.  En el texto del adelantado Don Rodrigo se utilizaba la expresión minga, hasta que en España, donde no la entendían, la reemplazamos por puñetas, porque la otra no quería decir nada.  Y un día filmaron los de la Televisión Española para aquí y salimos en la Argentina diciendo puñetas, puñetas.  

-¿Cómo se llevan con las nuevas tecnologías? ¿Hay un Les Luthiers digital en el futuro?

JORGE MARONNA.: -No tanto para componer, como sí para escribir las partituras... Es muy práctico.

CARLOS LÓPEZ PUCCIO: -Y en amplificación secuenciada, que nos permite, en algunos momentos, incorporar incluso a una orquesta, como de 35 integrantes.

DANIEL RABINOVICH: -Después del estreno de Todo por que rías, el Tangum sufrió profundos cambios.  Ahora basta con darle una orden a la computadora para que lo que fue escrito en un tono se pase automáticamente a otro.

MARCOS MUNDSTOCK: -De a poco estamos incorporando lo digital.

-Se habla mucho de las virtudes sanadoras de la música y del humor.  Ustedes, que practican ambas especialidades, ¿cuál creen que cura más?

DANIEL RABINOVICH: -Les Luthiers seguro sana  porque junta las dos.

CARLOS NÚÑEZ CORTÉS: -Además está científicamente probado que la carcajada masajea el diafragma del estomago... y ese masaje quita tensiones, stress y años de encima.

-¿Tienen clubes de admiradores?  

MARCOS MUNDSTOCK: -Sí; en especial en España.

CARLOS NÚÑEZ CORTÉS: -Y en Internet existen ciertos sitios en donde cada uno de los que llegan por primera vez debe, a manera de contraseña, votar por su canción preferida.  En España hay un sitio de chat...

JORGE MARONNA: -Cada año organizan un congreso de expertos en Les Luthiers.

CARLOS NÚÑEZ CORTÉS: -Y los asistentes se identifican con cartelitos con los nombres de nuestros personajes. Una  pareja me contó una vez que su hijo se llamaba Rodrigo porque ellos se pusieron de novios después de una función de Les Luthiers donde se habían reído mucho con las aventuras de Don Rodrigo.

MARCOS MUNDSTOCK: -Qué suerte para el chico que no se pusieron de novios después de haber visto a Warren Sánchez. (Risas.)

fin  

Les Luthiers tienen 145 composiciones propias y editaron ocho discos en la Argentina, pero también grabaron en Uruguay, Chile, Brasil, Colombia, Perú, Ecuador, Venezuela, México , España, Francia y Japón. En las próximas semanas (y a fin de año, traducidos a cinco idiomas y también subtitulados en español) aparecerán en formatos VHS yDVD cinco videos históricos, registro de algunos de sus espectáculos más exitosos: Mastropiero que nunca (1979), Muchas gracias de nada (1980), Grandes hitos (1992), Unen canto con humor (1998) y Bromato de armonio (1999). Su primer espectáculo data de 1967: Les Luthiers cuentan la ópera. El origen del grupo es un conjunto de jóvenes universitarios que se presentó en 1965 en el Festival de Coros Universitarios que se realizó en Tucumán. En 1980 realizaron una presentación, en inglés, en los Estados Unidos y, en 1986 recibieron un homenaje en el Colón, donde compartieron un recital con la Sinfónica Nacional


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